En la actualidad, muchas mujeres, a pesar de tener claro su derecho a la «igualdad de oportunidades en el trabajo», enfrentan diariamente una persistente amenaza de acoso, en particular de tipo sexual. Esta práctica representa una clara violación de los derechos a condiciones laborales equitativas y satisfactorias. El acoso sexual en el trabajo se manifiesta a través de conductas de naturaleza sexual intencionada que afectan las posibilidades de reconocimiento, empleo, desarrollo laboral, permanencia y el ambiente laboral en general.
Estudios han demostrado que el acoso sexual es una problemática extendida en el ámbito laboral, aunque las estadísticas precisas son escasas debido al ocultamiento social, la falta de legislación específica y el temor de las víctimas. Esta práctica distorsiona las relaciones interpersonales y se caracteriza por una relación asimétrica de poder y abuso del mismo. Aunque las mujeres son más vulnerables, no se descartan casos de acoso hacia hombres.
Factores de riesgo adicionales incluyen la falta de calificación laboral de las mujeres, la menor valoración social de sus tareas, la dependencia en el trabajo, la falta de autonomía y la falta de asertividad condicionada socialmente para resistir la intimidación. El acoso sexual se basa no solo en diferencias de poder objetivo en el trabajo, sino también en el «poder cultural» que los hombres ejercen sobre las mujeres según el sistema de género imperante.
El impacto del acoso sexual va más allá de la dinámica laboral y causa daño psicológico. Las víctimas a menudo sufren en silencio, sintiendo vergüenza, confusión y temor a represalias. El estigma social les impide buscar ayuda o hablar del problema. El acoso sexual afecta no solo a las víctimas sino también a la eficiencia y productividad laboral, así como al clima laboral en general.
A pesar de la presencia de convenciones laborales y leyes que abogan por la igualdad de género, la falta de legislación específica en muchos países dificulta la prevención y sanción del acoso sexual. Para abordar este problema se requiere un enfoque más amplio que promueva la igualdad de oportunidades en el trabajo y el bienestar general de las mujeres.
La conciencia sobre el daño psicológico causado por el acoso sexual es esencial para impulsar cambios significativos en la sociedad y en el ámbito laboral, promoviendo un ambiente seguro y equitativo para todos los trabajadores. Las empresas deben abordar el problema, no permitir abusos, sancionar a quienes practican este abuso de poder y garantizar un entorno laboral seguro y equitativo para todos. El acoso sexual en el trabajo es un problema grave que afecta a muchas mujeres diariamente, causando un profundo daño psicológico que puede perdurar por años. La adquisición de consciencia es el primer paso, y las buenas prácticas profesionales y laborales deben ser enfatizadas en las universidades. Es fundamental que las empresas aborden el problema, sancionen a los abusadores y promuevan un entorno laboral seguro y equitativo para todos. Ps Susana Pérez Hidalgo