«Por su parte, el acoso escolar no solamente tiene como protagonistas al agresor y a la víctima, sino que siempre va acompañado de los espectadores o testigos que pueden respaldar u oponerse al acoso por parte de la figura de poder. «
Psicóloga Clínica Infanto Juvenil Centro Rumbos
El Bullying puede definirse como un fenómeno social que se asocia a formas de comportamiento violentas socialmente validadas, ya que el entorno social nos presenta la violencia como una forma de comportamiento atractiva. Dado esto, es posible plantear que el agresor no necesariamente presenta algún grado de psicopatología, sino más bien el bullying tiene que ver con roles y estatus asignados dentro del grupo curso, así como pautas comportamentales que favorecen estas conductas y es de destacar que estos roles varían dependiendo del contexto en el cual se desenvuelve el estudiante, por lo cual, no es extraño que un estudiante que ocupa el rol de agresor en un contexto, pueda ser víctima en otro.
Por su parte, el acoso escolar no solamente tiene como protagonistas al agresor y a la víctima, sino que siempre va acompañado de los espectadores o testigos que pueden respaldar u oponerse al acoso por parte de la figura de poder. Los estudiantes que son testigos entonces se constituyen en la clave para posibilitar el cambio y detener la agresión dentro del grupo curso.
Existen diversas manifestaciones del Bullying, siendo una de ellas el aislamiento social. Este es el que se produce cuando el agresor decide aislar a su víctima, difundiendo rumores o convenciendo a otros estudiantes para que no compartan con su compañero/a. El resultado de ello es que la víctima queda excluida del grupo curso. Es importante considerar este tipo de bullying, porque aunque no exista ninguna agresión explícita verbal o física, si es considerado un tipo de agresión excluir al compañero. Causa mucho daño emocional en la víctima el no sentirse perteneciente a un grupo, afectando fuertemente su autoestima. Existe una sensación de ser insignificante ante los demás, de rechazo y de escasa valía personal.
Educar a los niños y adolescentes en el desarrollo de habilidades socioemocionales les permitirá un mayor conocimiento intra e interpersonal y facilitará el que puedan identificar y manejar sus emociones, así como entender y empatizar con las necesidades afectivas de los demás compañeros y construir relaciones saludables y colaborativas dentro del grupo curso.
María Teresa Hazbun Zuloaga
Psicóloga Clínica Infanto Juvenil en Centro Rumbos